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Mi mejor cliente

A Koldo le conocí en 2012. Hace 11 años.

Por aquel entonces, estaba comenzando la carrera y mi fuente de ingresos consistía en dar clases particulares. Clases particulares de informática, principalmente.

Tengo un vecino que es informático y en aquel momento iba gente a preguntarle a ver si daba clases de informática básica.

Ya sabes: manejarte con el ordenador, mandar un email, pasar libros al ebook, etc.

Manolo, mi vecino, no tenía tiempo para dar esas clases y me preguntó si me interesaría. Me puso en contacto con la primera persona.

Después con la segunda.

La tercera…Llegó un punto en el que iba a clases a la facultad de Ingeniería de 8:30 a 2:30, volvía a casa y a las 16:00h estaba dando mi primera clase hasta las 22:00h de la noche.

En un mes malo podía hacer 900€ / 1000€.

Un mes bueno (generalmente diciembre y enero y después julio y agosto) podía hacer 2900€ / 3000€.

Luego descubres lo que es hacienda y ves que, si quieres tomártelo en serio y profesionalizarlo, para llevarte esa cantidad tienes que ser legal, declararlo y facturar muchísimo más. (Lo pongo así para que hacienda no lo vea)

Manolo jamás me pidió un euro. Gracias Manolo.

Bueno, pues ahí andaba yo: cagándome en el altísimo cada vez que tenía clase de cálculo, lidiando con un trastorno de ansiedad en la psicóloga y generando mis primeros ahorros medianamente serios.

Y con pareja.

Vamos, que mucho tiempo libre para mí no tenía.

Entiendo que mis amigos me dijeran que no quedaba apenas con ellos. Jamás les conté las cosas así como las estás leyendo tú.

Jamás he entendido una relación de amistad o un lazo familiar como ir a fichar a la oficina y cumplir expediente. Eso también es verdad.

Y de repente, una de esas tardes de 2012, viernes después de comer (cuando me permitía algo de descanso), llaman al teléfono fijo de casa.

Era Manolo.

Me llamaba para decirme que había una persona bastante mayor que quería dar clases de informática porque se había jubilado y había empezado en la universidad la carrera de antropología. Quería aclararse con todos los sistemas de la uni y a enviar mails, escribir words, etc. Que me llamaría.

Dinero fácil.

  • Bueno, pues otro más. – recuerdo que dije en voz alta cuando colgué el teléfono, queriendo que mi padre, que estaba tumbado en la sala viendo la tele, lo escuchara.

No.

No era otro más.

Era Koldo.

Koldo tiene hoy 74 años. En aquel momento 62.

A Koldo le sigo dando clases los domingos. Al resto no.

Ya no necesitaba meterme esos tutes y ahí empecé a saber decir que no al dinero y a valorar otras cosas.

Además, Koldo quería aprender informática. El resto no. El resto quería un servicio puntual. El resto me permitió hacer mi colchoncito y con todos mantengo una muy buena relación. Eso es importantísimo para mí.

Ya no es solo el dinero lo que me une a él. Creo que en todos estos años hemos aprendido a partes iguales el uno del otro.

El domingo pasado, cuando fui a su casa la clase terminó de esta manera:

-Borja, estos últimos dos años en los que hemos usado la inteligencia artificial han sido la hostia.

-Está siendo muy guay, Koldo. Y que pueda aplicar y enseñarte parte de lo que hago. Están siendo unos tiempos súper emocionantes. La IA que yo trabajo en mi día a día no es tan divertida como lo que estamos viendo en las clases.

La gente cree que la IA es magia y que es algo sencillo y no lo es. Pero estas herramientas que están saliendo últimamente nos permiten hacer acercar la inteligencia artificial a la gente que es lo que al final me importa. Te salgo barato, Koldo. Ahora cobro tres veces lo que te cobro a ti la hora cuando hago algo extra fuera de la oficina.

-Jajajajaja. Ya te digo. Esto de la IA es una pasada, Borja.

De verdad, la gente no sabe lo que se pierde.

A la gente más le vale formarse y ser los mejores en lo suyo. Además, si se apoyan en las herramientas de inteligencia artificial se los van a rifar en las empresas.

Si lo veo yo que soy un viejo, creo que también debería verlo la gente. Van a tener un problema como vean la IA como una amenaza y se nieguen a usarla.

-Joder Koldo, algún día me gustaría grabarte. Hoy ya no, pero un día me gustaría grabarte.

-Cuando quieras.


Pues eso. Algún día grabaré a Koldo.

Si te ha gustado pon un corazoncito entre los comentarios o cualquier otra cosa. Yo qué sé. Sorpréndeme.