El otro día descubrí algo que sucedió en el País Vasco en 1783. Resulta que tuvo un impacto enorme mundial y yo no tenía ni idea.
Hay muchas cosas sobre las que no tengo ni idea, pero esta en concreto me dejó alucinado.
Teníamos reunión en Bilbao y mi compañero Aitor y yo salimos en coche desde San Sebastián. Por el camino, teníamos que recoger a Joseba y acordamos encontrarnos en Vergara.
A la vuelta, volvimos a dejar a Joseba en el punto de encuentro y al salir del parking empezamos a girar en una rotonda.
Yo iba mirando por la ventanilla del copiloto dejando la rotonda a mi izquierda y Aitor me dijo…
-Borja, ¿ya sabes lo que es eso?
Giré mi cabeza y me fijé en la figura de la rotonda.
-Eso es un átomo, o un elemento químico, ¿no?
-Sí, eso es. El Wolframio.
-¿Y qué pinta el elemento químico del Wolframio aquí?
-Pues que el Wolframio se descubrió en Vergara. ¿No lo sabías?
-No tenía ni puta idea. ¿Qué me estás contando?
–Baietz. Lo descubrieron los hermanos Elhuyar. De ahí que luego en Donostia se creara la fundación Elhuyar con ese nombre, en homenaje a estos hermanos.
-Elhuyar, ¿elhuyar? ¿La asociación para impulsar el uso del Euskara?
-Bai.
-Ah, ¡Hostia! ¡Qué interesante! Joder, Aitor, cada día me sorprendes más.
La repercusión mundial que tuvo el Wolframio te la explico de manera muy sencilla: los filamentos de las bombillas, antes de la adopción de la tecnología led eran de tungsteno (Wolframio). Y ya de paso, sea dicho: la calidez de esos filamentos no la ha conseguido la tecnología LED.
También tuvo un gran impacto en áreas como la soldadura o la fabricación de herramientas de corte (en el campo de la máquina-herramienta), entre otros.
Después, leyendo un poquito más al respecto en internet, he descubierto que únicamente 13 países han participado en el descubrimiento de los elementos químicos. Así, como curiosidad.
Ya sea por mi formación como ingeniero industrial o porque soy un culo inquieto, este dato me llamó mucho la atención. Que algo tan importante como ha sido el wolframio se haya descubierto a unos cuantos kilómetros de mi casa y que no han sido un grupo de estadounidenses o alemanes. O japoneses. O cualquier otra nacionalidad que siempre parece más exótica y atractiva que lo local.
No.
Lo hicieron dos tipos en Vergara.
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Con no tener un balón gástrico como cerebro es suficiente.
Que sí, que un boletín de correo puede sonar anticuado, no te digo que no. Y además yo lo fuerzo y me encanta que sea así. Digo boletín y no newsletter para que suene a desfasado.
Las personas inteligentes no necesitan más explicaciones.
No envío correos pasados.
Tiempo que no estás dentro, correo que te pierdes.
Chao.
